A
15 años del Primer Triple Femicidio de Cipolletti, es ingenuo y absolutamente
violento intentar hacernos creer que todo el problema de este crimen pasa por
el psicópata Claudio Kielmazs y sus salidas culturales. El verdadero problema
del caso es la Impunidad.
Sabemos
que es un personaje siniestro y peligroso para toda la sociedad sin embargo, es
aún más siniestro y peligroso por el pacto de silencio que estableció con los
verdaderos asesinos y toda la estructura de poder – poder político, judicial y
de los medios de comunicación a nivel nacional, provincial y municipal,
incluida la nefasta policía provincial; principales encargados de tomar todas las medidas necesarias para “no investigar”, encubrir y mantener impune
este crimen. Algunos nombres son Menem- ex presidente; Carlos Corach – ex Ministro
del Interior; Pablo Verani - ex gobernador; Mendioroz- ex vicegobernador;
Joulia – ex ministro de gobierno; Rubén Elosegui- ex jefe de la policía de Río
Negro; Luis Seguel – ex subcomisario de la Unidad 69; Balladini – ex presidente
de TSJ; Julio Arriaga – Ex intendente; Alberto Weretilneck- Ex secretario de
gobierno municipal y actual gobernador; Pablo Iribarren – juez de la causa;
Alvaro Meynet – fiscal de la causa y Julio Rajneri – Propietario del Diario Río
Negro; además de todos y cada uno de los funcionarios que se sucedieron después
que, mediante su inacción, siguen encubriendo este hecho.
Pese
al encarcelamiento de este psicópata, es mortificante, agraviante y violento
hacia las familias de las víctimas, nosotras las mujeres y la sociedad en
general, no saber aún la verdad. Todavía no sabemos porque pasó, dónde pasó,
quiénes fueron, cuántos fueron, cómo fue. Seguimos sin respuestas por parte del
Estado principal garante de esta impunidad.
Consideramos
una actitud provocadora, por parte del nefasto aparato judicial provincial,
permitir las salidas de Kielmazs, que insistimos, forma parte del pacto de
silencio del horror. Además transmite el terrible mensaje de que en esta
provincia cualquiera puede salir a asesinar mujeres y gozar de absoluta
impunidad convirtiéndonos a nosotras en los canales de transmisión de los
mensajes entre clanes mafiosos.
“Si
es por una, es por todas”
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